Nos adaptamos a la “nueva normalidad” por medio de transformaciones enfocadas al bienestar de las personas.
Nos enfrentamos a una “nueva normalidad” y sabemos que, eventualmente, estaremos regresando a las oficinas pues para las personas es fundamental estar con otros seres humanos. La colaboración, la socialización y la cultura corporativa se fortalecen con las interacciones.
Además de acciones inmediatas, como cumplir con las medidas de bioseguridad, los protocolos de limpieza y el distanciamiento social, el espacio de trabajo va a sufrir transformaciones, pero siempre prevalecerá el bienestar de las personas.
Las diferentes investigaciones consideran que, posiblemente, en el futuro los espacios serán más amplios o menos densificados, con mayores áreas de circulación, mejor ventilación e iluminación, y serán ambientes más saludables con presencia de la biofilia. Tal vez, existirá una flexibilización entre el trabajo en casa y en la oficina.